QUINCE*

Hoy hace quince meses que sumo y sigo locuras contigo. Y en quince meses han pasado tantas cosas, joder, tantas, tantas cosas que me cuesta creer que sólo hayamos vivido quince lunas llenas. Me desnudaste, casi, el primer día que nos, y desde entonces todo ha pasado tan deprisa que he perdido el control de los latidos, del tic-tac y de las "buenas noches" que te he susurrado. Podría dedicarme a contar los mensajes privados que somos, pero me gusta más bajar el ratón sin leer nada y sumergirme en esa pequeña inmensidad que hemos creado (tan profundo y sin domar). No sé cuántos Km hemos ido en coche, pero tocamos la niebla en febrero, y vimos el otoño más luminoso del mundo. Me besaste la mano, me regalaste la puesta de sol más bonita del otoño y casi siempre pedimos dos ‘colacao’ (me encanta cuando dices "dos"), aunque a veces pidas café. Te he visto comer un polo de chocolate a las tres de la tarde. Me has traído a casa, te has reído de mis piernas de pequeña, me has obligado a tocar la guitarra. He visto en tus ojos ese brillo un domingo por la tarde y tenías los ojos preciosos, y me viste llorar un lunes por la noche. Me has hablado de tu mar y así cualquiera se enamora, qué quieres que te diga. Hemos ido a rincones que yo nunca hubiera imaginado que existían, te he mirado mil veces a los ojos cuando tú no me mirabas, te he dado la mano en el cine cuando tenía miedo. Conocí de lejos tu pueblo entero, me atiborraste dos días de pollo y me viste temblar dos noches seguidas. Me has dado un beso en todos los semáforos, me has llevado a las estrellas en cualquier rincón de la ciudad, me has enseñado cuatro palabras, hemos comido chuches rojas, en forma de corazón y siempre pienso en ti cuando me acuesto en mi cama y pienso que podrías estar tú, aquí junto a mí. Me has venido a buscar un par de mediodías al instituto. Te he mirado de lejos, y de cerca, mientras haces fotos, y eres un poco quejica, ¿sabes? Y siempre tenemos problemas, aunque después te haga sonreír. Me besaste en la estación y perdimos el equilibrio. Y ayer me besaste con tanta pasión que pensaba que la noche no acabaría nunca, y sé que lo mejor está por llegar. Porque ya hemos despegado.

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